La familia Rothschild y su imperio

El siglo XIX trajo una serie de cambios en todos los ámbitos sociales, económicos, filosóficos y políticos. En el ámbito económico vemos el surgimiento de las primeras teorías sobre los mercados y el trabajo, además del establecimiento de la burguesía como nueva clase social dominante. Comenzaron además a desarrollarse y afianzarse las primeras entidades y familias bancarias. Es sobre todo en Inglaterra donde empezaron a surgir con más fuerza, contando con todo el dinero y oro del país un mismo banco desde 1833. Pero la población no era del todo consciente de que muchas familias de banqueros aprovecharon la creación de la burguesía como nueva clase social y la institucionalización a gran escala de la banca para permitirse obtener todo el poder y dinero que quisieran.

Hay una familia en concreto que destaca, por los métodos que empleó para posicionarse, y sobre todo porque su control fue tan fuerte que han sobrevivido hasta la actualidad siendo la familia más rica e influyente del mundo: la familia Rothschild. Se considera que el linaje lo fundó Mayer Amschel Bauer, nacido en 1777, y que fundó en 1810 la banca familiar ‘N.M Rothschild and Sons’, empresa vigente en la actualidad con el nombre ‘Rothschild & Co.’[1]. Existen cientos de teorías conspiratorias en torno a ellos sobre cómo dominan y controlan el mundo, pero en todos los mitos hay una parte de verdad, y ellos no son una excepción. Veamos las acciones principales que realizaron en este contexto y sus consecuencias.

Siglos antes la familia Rothschild ya era conocida por ser de empresarios y banqueros a pequeña escala, pero es en el S.XIX cuando se hacen con el poder verdaderamente, de una forma tan peculiar como poco conocida. Los judíos no tenían permitido dedicarse a las tierras ni negocios, así que la mayoría se dedicaba a trabajar manejando dinero. Mayer Amschel, nacido en 1744, estableció su negocio como cambista en Franckfurt, y su fortuna creció tanto que acabó formando parte de la corte de Hesse, lo que le permitió colocar a sus cinco hijos en otras capitales europeas: Amschel permaneció en Franckfurt, Salomon a Viena, Nathan a Inglaterra, Carl a Napolés y Jacob a París; excluyendo a las tres hijas de los negocios.[2] Como familia, se repartieron por toda Europa para establecer sucursales bancarias de la familia, por lo que ganaban influencia y poder allí donde estuvieran siempre en beneficio del patrimonio familiar. Fuer Mayer el que inventó el nombre de Rothschild para su familia (en alemán significa escudo rojo). La administración y sucursales que abrían en Europa tenían una fama y respeto apreciado incluso por las monarquías. Nathan, el más listo, fue el enviado a Inglaterra para establecer la empresa familiar allí. Financiaron las guerras napoleónicas a ambos bandos, pero especialmente al británico. La financiación de las guerras napoleónicas les dio mucha rentabilidad, culminando justo el día que terminaron.  El 19 de Junio de 1815, Napoleón fue derrotado por última vez en la batalla de Waterloo. De esto se enteró Nathan Rothschild unas veinte horas antes que el resto de los ingleses, gracias a un mensajero que vino de Ostende, Bélgica. Rothschild hizo un plan brillante: propagó la noticia de la derrota de las potencias y victoria aplastante de Napoleón, además de vender todas sus acciones en la Bolsa de Valores de Londres. Todos los accionistas le imitaron confiando en su informador, por lo que la Bolsa se desplomó por completo. A la mañana del 20 de Junio, Nathan compró todas las acciones de la Bolsa a un precio muy asequible. Al correr la voz de la victoria de la Coalición, los valores de la Bolsa volvieron a su precio habitual para luego aumentar, ya que todos los valores estaban en manos de la misma persona: Nathan Rothschild.[3] En apenas horas y con poco dinero se había hecho con toda la economía del país más fuerte de Europa.

Esta victoria económica fue importante para compensar la pérdida del control en EEUU. Nathan quiso establecer una Casa Rothschild allí, pero no lo consiguió. El intento de establecer un Banco Central duró 20 años, de 1791 a 1811, año en el que caducó la concesión para el Banco Rothschild de los Estados Unidos. El Congreso se negó a renovar la concesión.[4] Los Padres Fundadores de los Estados Unidos, sobre todo Thomas Jefferson, se manifestaron radicalmente en contra de la banca central, pues temían que los banqueros tuvieran el control total de la nación como pasó en Inglaterra. Jefferson llegó a decir: ‘’Creo, sinceramente, con ustedes, que los establecimientos bancarios son más peligrosos que los ejércitos permanentes y que el principio de gastar dinero para ser pagado por la posteridad, bajo el nombre de la financiación, es sin embargo una estafa futura a gran escala. El sistema de la banca nosotros lo hemos reprobado por igual. Yo lo contemplo como un borrón en todas nuestras constituciones, que, si no se protegen, terminará en su destrucción, ya que ya están siendo golpeadas por los jugadores corruptos, y está arrasando en su progreso, la fortuna y la moral de nuestros ciudadanos. ’’[5]

Sus miedos se cumplieron años después. Seguro que Jefferson se habría decepcionado de haber sabido que poco más de un siglo después la familia Rothschild junto a la Rockefeller y la Morgan entre otras, fundarían el Sistema de Reserva Federal (FED), el banco central y regulador de la economía nacional por excelencia. Se considera la mayor estafa de la historia, pues lo llamaron ‘Reserva Federal’ para hacer creer  a la población que ese dinero era para el bien de la nación, pero ni siquiera el gobierno ha tenido alguna vez acceso a sus cuentas además de que controlan y gestionan la impresión de todos los billetes del mundo desde su fundación en 1913. [6]

En aquel momento a la familia no le importó demasiado el batacazo en América, pues estaban desarrollando su hegemonía en Europa y nunca abandonaron realmente el intento de conquistar el mercado americano. Todos los hijos tenían títulos nobiliarios confirmados en 1816, menos Nathan por ser súbdito británico. Nathan y el entonces barón James eran cónsules de Austria en Inglaterra y Francia respectivamente. James compró en 1818 la casa de Joseph Fouché, que reconvertiría en la instalación del banco Rothschild, mantenida como tal hasta hace apenas cincuenta años. [7]

La forma que usó James para apoderarse de la banca francesa fue más simple pero no menos inteligente que la usada por su hermano Nathan. En 1823 James consiguió el control de un gran préstamo del gobierno francés, que le encumbró como principal operador financiero del país, así sin más. Fue además James el pionero en una práctica curiosa para limitar el negocio a la familia: casarse entre ellos. James se casó con su sobrina,  la hija de Solomon; y Nathan siguió su ejemplo casando a su hija precisamente con el hijo de Solomón. De los 18 matrimonios totales del linaje, 16 fueron entre primos hermanos. Las revoluciones liberales no afectaron a la posición de los Rothschild; de hecho Solomon pudo ser el primer Rothschild en invertir en ferrocarriles y James hizo de París la capital financiera de Europa, y a sí mismo, como le llamó su cliente Honoré de Balzac, ‘el príncipe del dinero’.[8] Con la muerte de Nathan en 1836, James pasó a ser el Rothschild más importante. De hecho los Rothschild ya eran la familia más importante de Europa. La condesa Von Nesselrode escribió a su esposo, el Ministro de Asuntos Extranjeros del Zar Nicolás I: ‘’¿Sabes quién es el virrey, o, mejor dicho, el Rey de Francia? Pues Rothschild. ’’[9] Controlaban la industria, las minas de África, las vías férreas de Europa, los bancos nacionales, y contaban con el apoyo y confianza de los monarcas europeos; si bien podría decirse que tenían más poder que los monarcas. Para el año 1850, James poseía una fortuna de 600 millones de francos, y la suma del resto de bancos de Francia, 150 millones.[10] Pero tenían enemigos: su fama de ricos provocó un gran antisemitismo en los años de revueltas populares (sobre todo 1848: la primavera de los pueblos), pues la sociedad les veía como una familia sin escrúpulos que solo se preocupaba de acumular riqueza a costa del trabajo y esfuerzo del pueblo llano. A pesar de la mala imagen pública que se tenía de ellos, ningún Rothschild resultó dañado o perjudicado durante esta turbulenta etapa histórica. Con la muerte de James en 1868, había terminado la primera generación de banqueros Rothschild (Solomon, Amschel y Carl murieron en 1855), cuyos descendientes aunque tuvieron más dificultades, consiguieron que se mantuviera el linaje intacto y con el mismo poder e influencia hasta la actualidad.  Dos países se resistieron más fervientemente a su control bancario durante un tiempo: el primero fue Estados Unidos; que encontró en el senador Andrew Jackson un poderoso enemigo. Elegido presidente en 1828, se propuso desligarse del control que el Banco de Inglaterra en manos de los Rothschild ejercía sobre el Segundo Banco de EEUU.

Sorprendentemente Jackson consiguió vetar la renovación del banco. Este triunfo y su histórica primera campaña de concienciación frente al pueblo le permitió ser reelegido por mayoría en 1832. Los banqueros no se rindieron, y crearon intencionadamente una depresión económica (el Banco de Inglaterra vendió todas sus acciones conectadas a EEUU), de la que culparon a Andrew para forzarle a restaurar el banco. La crisis inventada desacreditó a Jackson, que fue sancionado por el congreso. Sintiéndose acosado, Jackson dijo refiriéndose a los banqueros en 1836: ‘’Ustedes son un cubil de víboras. Yo pienso derrotarlos y por el Dios Eterno yo los derrotaré. Si el pueblo solo entendiera la injusticia grosera de nuestro sistema de dinero y banca, habría una revolución antes de mañana.»[11] Pero al año un senador mostró apoyo a Jackson y se hizo público el montaje bancario, por lo que se negó la renovación bancaria de nuevo. Biddle, el banquero cabecilla del montaje, fue investigado y juzgado por una comisión. Andrew consiguió saldar la deuda inventada, siendo el único presidente de la historia que alguna vez ha pagado una deuda nacional. En 1837 murió en su casa ya retirado de la vida política. Sus últimas palabras fueron: ‘’ ¡Yo maté al banco!’’.[12] Y no le faltaba razón, pues su golpe a la banca fue tan duro que hasta la creación de la ya mencionada FED 76 años más tarde, los Rothschild no tuvieron el control bancario sobre EEUU que siempre habían querido tener.

El segundo país fue España, donde tuvieron dificultades para establecerse por la inestabilidad política de la época. Cabe señalar que los Rothschild eran muy pacifistas: consideraban que la paz facilitaba las negociaciones y comercios extranjeros, por los que en situaciones de guerra solían financiar a ambos bandos, pero sobre todo al que más posibilidades tenía de ganar. En España a la inestabilidad política debido a la negativa del repuesto monarca, Fernando VII ‘’el deseado’’, de jurar la Constitución de 1812 redactada por su pueblo; se le unió la bancarrota total. Cuando Fernando VII volvió al trono en 1814 la deuda generada a causa de la Guerra de Independencia era tan grande que solo cabía esperar que los Rothschild se hicieran cargo de sus cuentas, a lo que se negó Fernando VII. Obviamente los Rothschild no se rindieron, y con la llegada del Trienio Liberal intervinieron por primera vez en el país: financiaron el envío contrarrevolucionario de los Cien Mil Hijos de San Luís además de sobornar a los parlamentarios liberales para que se rindieran. Fernando VII seguía negándose a repudiar la deuda, pero terminando su reinado cambiaría la cosa.

A finales de 1830 los Rothschild comenzaron a actuar más seriamente: por un lado, mediante negocios con el dueño (y no el gobierno) se hicieron con el control de la producción de la mina de mercurio de Almadén, una de las más productivas del mundo. Por otro lado, James Rothschild firmó con varios banqueros la elevación de la deuda de las Cortes con la intención de forzar al gobierno a ceder. Sería al año siguiente a la muerte del rey cuando los banqueros reconocieron la deuda y aceptaron las ofertas de los Rothschild. Ante esto, el ministro Conde de Toreno intentó estafarles no devolviendo un préstamo, que el hijo de Nathan Rothschild (Lionel) consiguió recuperar; además de renovar el contrato de Almadén gracias a una subasta fraudulenta y sobornos tanto a Toreno como a la propia Reina María Cristina.[13] Se asentaron definitivamente en España en 1880 con el monopolio del ferrocarril: aunque en 1865 la familia Pereire conectó las líneas de Francia con España, el fracaso de esta familia años más tarde les daría a los Rothschild dos mil kilómetros de ferrocarril.[14] De hecho en los últimos negocios de James y los de la segunda generación Rothschild sería esta familia su gran rival en todos los ámbitos económicos, a la que derrotarían con la ayuda y presión del propio Bismarck. La historia de los Rothschild seguiría siendo hasta la actualidad como en el principio: apropiación de deudas en países, control financiero de industrias, financiación de ejércitos, etc. Todo les ha valido siempre para mantenerse como la familia más rica e influyente del mundo.

Si bien fue el siglo XIX su época de mayor auge y control, con el tiempo no perderían su fama ni estatus social. El famoso historiador Fernando García de Cortázar les ha definido así: ‘’El dinero moldea el sueño de los Rothschild. Ricos y judíos, banqueros y mecenas, los Rothschild inventaron un mundo y una época. Levantado en el siglo XIX, la historia de su imperio financiero es también la historia del siglo XX: las guerras mundiales, el crack del 29, la noche de los nazis cayendo sobre París…’’ [15] Muchas leyendas han circulado en torno a ellos desde sus inicios, sobre todo por parte de los sectores sociales antisemitas, pero es comprensible que dé para hablar una familia que en apenas cincuenta años había conseguido más de la mitad de la riqueza mundial, y que esto no haya cambiado del siglo XIX a nuestras fechas. Controlaron prácticamente todos los bancos nacionales del mundo, y no hay evidencias de que abandonaran sus puestos en ningún momento.

Desde el principio del siglo XIX comenzaron a controlar la economía de todo el mundo, y con ella el control global; y está claro que lo consiguieron. Ni reyes, ni presidentes ni la competencia bancaria consiguieron frenarles, y si alguno lo consiguió fue cuestión de tiempo que los Rothschild se posicionaran donde querían. Su inteligencia, habilidades financieras, y sobre todo su unidad familiar fueron las claves de su conquista. Aunque cada uno se establecía en una ciudad diferente, tenían una red de comunicación tan extensa y eficaz que se informaban constantemente los unos a los otros de las medidas y actitudes pertinentes. Sobre todo hay que destacarles un gran mérito: han conseguido sobrevivir como familia hasta nuestros días, sin necesidad de emparentarse con otros linajes salvo un par de excepciones. Otro mérito ha sido el de mantener siempre su identidad judía: ningún miembro se ha convertido a otra religión nunca, de hecho siempre han favorecido y financiado al pueblo judío, lo que a veces ha provocado una fuerte crítica hacia ellos. Es su unidad familiar lo que les ha llevado a que en nuestros días tengan un patrimonio declarado (seguramente es mucho más) de quinientos millones de dólares, y sin contar bienes e inmuebles (cuadros, mansiones, yates…).[16] Y si son tan importantes, ricos e influyentes como se ha demostrado, cabe preguntarse porque son prácticamente desconocidos de cara a la sociedad. Obviamente, porque les perjudicaría. Siempre les ha caracterizado una cautela y discreción a la hora de trabajar envidiable. Además, las generaciones más actuales no han actuado de una forma tan ‘’respetable’’ como sus antepasados Nathan y James precisamente. Especialmente polémicas han sido su implicación en la fundación del FED ya citado, y sobre todo su implicación en la Declaración de Balfour en 1917, mediante la que Inglaterra garantizaba al pueblo judío la concesión del territorio de Palestina.[17] Estos y otros temas que implican a los Rothschild, tanto a los antiguos como a los recientes, alimentan su leyenda e impopularidad. Lo cierto es que en un mundo globalizado y capitalista, quien mueve el dinero tiene el mundo, y a los Rothschild dinero nunca les ha faltado. Con dinero manejaron el mundo, y probablemente sigan haciéndolo a menor escala; aunque con los medios de información actual y el estado  de los bancos, será difícil saberlo con certeza.

Bibliografía

  • Herbert Lottman: ‘’Los Rothschild: Historia de una dinastía. ’’(1996)
  • José Félix Cataño: ‘’Las teorías económicas del capitalismo: origen y situación actual. ’’(1994)
  • https://www.rothschildarchive.org/exhibitions/timeline/
  • Federico Kuhlmann y Antonio Alonso en ‘’Información y Telecomunicaciones’’(1996)
  • Edward Griffin: ‘’La criatura de la Isla de Jekyll’’ (1994)
  • Bill Still: ‘’The Money Masters’’ (Documental, 1996)
  • Miguel A. López-Morrel: ‘’El papel de los Rothschild en la evolución de las finanzas públicas españolas durante el siglo XIX’’ (2004)
  • http://www.jewishvirtuallibrary.org/
  • http://www.rothschild.com/

[1] https://www.rothschildarchive.org/exhibitions/timeline/

[2] Herbert Lottman: ‘’Los Rothschild: Historia de una dinastía’’(1996)

[3] Federico Kuhlmann y Antonio Alonso:  ‘’Información y Telecomunicaciones’’(1996)

[4] Bill Still: ‘’The Money Masters’’(1996)

[5] Thomas Jefferson en una carta a John Taylor (28 de Mayo de 1816)

[6] G.Edward Griffin: ‘’La criatura de la Isla de Jekyll’’ (1994)

[7] Herbert Lottman: ‘‘Los Rothschild: Historia de una dinastía’’(1996)

[8] Herbert Lottman: ‘’Los Rothschild: Historia de una dinastía’’(1996)

[9] Herbert Lottman: ‘’Los Rothschild: Historia de una dinastía’’(1996)

[10] G. Edward Griffin: ‘’La criatura de la Isla de Jekyll’’ (1994)

[11] G.Edward Griffin: ‘’La criatura de la Isla de Jekyll’’ (1994)

[12] Bill Still: ‘’The Money Masters’’(1996)

[13] Miguel A. López: ‘’El papel de los Rothschild en la evolución de las finanzas públicas españolas durante el siglo XIX’’(2004)

[14] Herbert Lottman: ‘’Los Rothschild: Historia de una dinastía’’(1996)

[15] Herbert Lottman: ‘’Los Rothschild: historia de una dinastía’’(1996)

[16] Herbert Lottman: ‘’Los Rothschild: Historia de una dinastía’’(1996)

[17] Arthur James Balfour: ‘’Declaración de Balfour (Carta enviada a Lionel Rothschild el 2 de Noviembre de 1917)’’

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