Ayer fueron convocadas en Madrid las »Marchas de la Dignidad», pero es probable que todo lo que sepáis de esta manifestación es que hubieron disturbios. Bueno, pues siento desilusionar a los que piensan que fue una manifestación antipatriótica, antidemocrática y un largo etc de difamaciones sin argumentos; porque la manifestación no fue eso. Tampoco entiendo la relación entre la manifestación y los disturbios, en los que ha basado parte de la prensa su visión de las marchas; aunque lo cierto es que según fotógrafos y periodistas de otros países, la actuación policial es comparable en cuanto a brutalidad a la represión que ejercía Augusto Pinochet. También voy a defraudar a los que buscan relacionar la manifestación con Podemos, y así relacionar los disturbios con Podemos; porque nadie allí pedía el voto a ningún partido.
Yo tengo derecho a deciros lo que de verdad fue la manifestación, porque estuve allí. Ni fumé porros, ni quemé contenedores, ni tiré piedras: simplemente me manifesté. Cerca de las ocho de la tarde, el grupo con el que iba recibió una llamada: salid corriendo que en quince minutos la policía va a cargar. Miré a mi alrededor en Plaza Colón: gente tranquila escuchando el discurso de los organizadores, nadie encapuchado ni portando alguna clase de armas, mujeres con sus hijos de la mano, señores y señoras mayores…»¿Contra quién coño van a cargar?» pensé. Desde Plaza Colón hasta Atocha conté 30 furgones policiales, sabiendo que había más repartidos por todo Madrid. Quizás se sentían amenazados por los cientos de miles de personas que fueron a manifestarse sin intención de destrozar nada ni agredir a nadie. Sigue leyendo